Tormenta diseminada
que anuda rompientes
con los muslos de tu lámpara
y telas entretejidas en lo prohibido
al alba
a través de nuestros confines negros
y tras rincones de submarinos nacimientos
de cielo en cuchillas de arena
y en el humo de los estertores
de un gélido enrojecer
que ayer enumeró los minutos
con un murmurar invisible
de ideograma alcohólico
por la deseosa y más amarga metamorfosis
detrás de la grieta de miel
entre nosotros.
Último poema automático de Felipe Lagos D., 05-01-2009
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