lunes, 29 de diciembre de 2008

Cristián Pérez















Los niños abren sus lindos presentes, creyendo en lo que sea, mientras mas alla, en la esquina,algunos borrachos se abrazan y bendicen a los niños, la mujer que se come mis ojos, me mira feliz y triste, me dice que esta bien, que me vaya, que ella estara bien, y que le da rabia no tener un año nuevo conmigo, yo pienso en los ojos todo el tiempo, algo quieren decir, algo les inquieta, algo dejan atras, pero que importa, solo guardo el recuerdo de una cancion de navidad terrible, cuando pequeño, cuando mataron a tres vecinos en la esquina de mi casa, y las canciones navideñas sonaban fuertes, y pense que la realidad choca, se moldea, se batalla, que la ficcion es la que impone su ilegalidad a las leyes de la realidad, y que de pronto somos presas de esta ficcion, aun mas macabra, aun mas terrible que se construye dia a dia, ¿hay alguien dispuesto?, no lo se, yo voy no mas, con el cable al suelo, con la piola al suelo, con la masturbacion de ancla, masturbarse como una venganza, masturbarse en contra de alguien, llorar frente al espejo, limpiarse en la libertad de esta batalla, de este duelo a diario, pensaba entonces, nadie muere la vispera dicen por ahi, nadie debia haber muerto en navidad pense, ahora todo me parece un poco mas bonito, llos rostros no son agujeros, ni las bocas fauces del miedo, la piel es como una rafaga del mas soltero de los elegidos, del mas soltero de los que se acurrucan a pensar en los viajes que ya tenemos, el mas soltero de los amantes, la embriagues del dia, la cochina embriagues de navidad, aqui, con sus planes y sus procesos, nada nada, a cenar niños, a contar las historias de alguien, de algun, del sol en el techo cuando unos desquiciados brillantes miraban el horizontes, y encontraron algo mas.

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